Es uno de los ciclistas con más victorias en el 2020 y dio francas muestras de ir en progresión desde que se enroló en las filas del equipo Arkea Samsic. Nairo Quintana volvió a ser aquel que se ganó un espacio en la élite del ciclismo mundial ganando el Giro de Italia, la Vuelta de España y siendo podio en el Tour de Francia.
Su última demostración volvió a ser incontestable por parte de sus rivales. El colombiano hizo explotar el pelotón con un envión que no tuvo respuesta y que le valió para ganar la última etapa de la París-Niza. En la primera carrera importante de una semana se mostró en inmejorable forma, independiente que al final no peleó por el título acusando los estragos que produjo una caída en los días previos.
A diferencia de los demás ciclistas llamados a ser protagonistas en las tres ‘grandes’ de la temporada, Quintana era quien mejor se mostraba en la carretera. Había vuelto a ser el hombre demoledor en la montaña, imponiendo récord incluso en el Mont Ventoux. Pero entonces llegó el anuncio de la Unión Ciclística Internacional de suspender todas las carreras, quedando en el aire la realización de competencias como la Vuelta a Cataluña, el Tour de Romandía y el Giro de Italia.
La expansión de la pandemia del coronavirus frenó los planes de Nairo. De momento entra en cuarentena e intentará viajar a Colombia si las posibilidades en los viajes se lo permiten. No obstante, se verá afectado por la falta de un entrenamiento adecuado y por su ausencia de la alta competencia. Lo que puede ser beneficioso para el resto de rivales (un Froome que aún se recupera, por ejemplo), podría terminar en contravía de la preparación que adelantaba el de Cómbita en la temporada 2020.
Sin duda tendrá que replantear su plan de trabajo, adecuándose a las condiciones y cuidados que obliga la pandemia para retomar lo trazado a comienzos de año y seguir en esa línea de progresión tan llamativa.
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