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LAS MONTAÑAS TIENEN BRAZOS


Por ANAYIBE PAIPILLA

Las montañas, rostros perfilados mirando el universo y conectadas con los astros, con los brazos siempre abiertos para los corredores de Trail.  El llamado de la Pachamama se siente hasta las ciudades desde donde arribamos a Pradera, Valle de Cauca, para cumplir con la cita en La Piedra del Canadá. Volvimos a verla deslumbrante como siempre. En Tierra sagrada.




 La jornada inició para algunos desde el día anterior, acampan o se hospedan en el pueblo, la montaña espera. Grupos de corredores como Los Coyotes, estamos dejando las huellas sobre sus faldas. En su regazo nos dormimos para el siguiente día devolverle su caricia.

 

Cada corredor marca el ritmo. Unos despacio disfrutan del paisaje, otros prefieren inmortalizar en pequeños recuadros las imágenes que en las ciudades se ocultan por el ruido y la contaminación. Capturan la pluma de pequeño pájaro que posado en los pinos o en los sembrados armoniza con su canto las pisadas. Los corredores élites, de principio a fin corren, trepan, se caen, se levantan, pero estoy muy segura que cuando alzan la mirada para ver el camino, los latidos de su corazón se confunden con el de la Piedra insigne que da nombre a la carrera. Los llamados intermedio, se gozan la carrera luchando contra una marca impuesta consigo mismos. Saben que no van a llegar de primero, tampoco serán los últimos en cruzar la línea, pero su logro tiene el peso de la montaña que acaban de recorrer.


 

La brisa de la montaña lleva el mensaje a los que esperan en la meta por sus familiares y compañeros. Pronto se asoman los rostros sonrientes de los primeros atletas y en la voz del profe Wilson Martínez, el speaker de la carrera, se contagia de alegría el escenario por escuchar su nombre.

 



Poco a poco descienden de la montaña llegando a la meta, algunos con sus partner perrunos que también les esperan unas ricas croquetas como premio. Nelson ha pensado en todo y en todos. Algunos la cruzan con lágrimas en los ojos por haber conseguido su objetivo. Hay corredores que se estrenan como primer lugar, el caso del Coyote Raúl Platicón, 20 kilómetros de fuerza mental. Estoy segura que sus ancestros están orgullosos de él. Por otro lado, los que ni siquiera se imaginaron estar en el podio, entrenaron duro, y ahí está el fruto de la Coyote Marian Daniela Arguello. Y ni hablar de los que primera vez se arriesgan a competir en la carrera de montaña como José Orlando Henao, con resultados que les dejan el ánimo arriba, saben que lo han hecho bien. En la manada tenemos Papá, con su pujanza nos acompaña, La Mamá consentidora, el alma del equipo. También al tío Hernán, ejemplo baluarte, entrenador de muchos de nosotros, los Coyotes. Sé que todos los equipos son familias que se fortalecen en cada montaña. La Pachamama sonríe por ello.



La Piedra del Canadá, es el aroma y el sabor de todas las hierbas que nos llevan al cielo, nos postramos de frente a ella todos los corredores con la fuerza de los sueños. En esa tierra se dejan las huellas, unas más suaves que otras, pero llenas de agradecimiento por habernos recibido. Volveremos a su regazo porque sabemos que siempre tendrá sus brazos abiertos para contemplarnos como hijos suyos.


Una Coyote agradecida con la montaña, con el equipo de Piedra del Canadá en cabeza de Nelson Martínez, con el resguardo indígena por su permiso y con el Universo por permitirnos ser parte de ella.

 

 #Annibeyiana @Soybeyiana #CoyoteTodaLaVida

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