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Perú da la sorpresa y deja a la bicampeona de américa fuera de la final.


Nadie contaba con Perú pero Gareca ya tenía escrito hace una semanas el nombre de su equipo en la final de Maracaná. En una final 44 años después, entrenado por el técnico que le devolvió a un Mundial 36 años más tarde. La Blanquirroja, con Pedro Gallese de portero, Paolo Guerrero de todo y Ricardo Gareca en el banquillo, jugará el domingo en Maracaná. Bajó del trono a la bicampeona Chile y no se pone límites. No los hay. Así se escribe la historia.


 Perú colocó su franja en cada una de las camisetas de los   chilenos. Pero no por estética. La convirtió en una cadena   que no dejó respirar a Chile, especialista en apresar rivales.   El equipo de Gareca asfixió al de Reinaldo Rueda, que no   pudo sentirse más incómodo. La noche de Porto Alegre iba   a ser de todo menos eso para la Roja, bicampeona de   Sudamérica, todavía instalada en un trono que perderá el   domingo en Maracaná pero donde no podrá ofrecer   resistencia porque no estará.
 El plan de Gareca rozó la perfección. Chile bastante tuvo   con  aguantar en una primera media hora con Perú en pleno   éxtasis. Presión adelantada, aliento en el cogote y a salir   disparados. En todo ese despliegue sobresalió la figura de   Paolo Guerrero, 35 años, leyenda del Perú, que lo hizo todo   bien. Medel y Maripán no lograron frenar al delantero, que   siempre ofreció su mano al compañero, que vio el partido   como antes lo había visto Gareca en vídeo.
 Edison Flores fue el primero en marcar, en el minuto 20.   Cueva centró al área, por donde estaba Vidal retorciéndose   en el suelo, cabeceó Carrillo y el 'Orejas' provocó el grito de   un país entero que se escuchó en Brasil.


 Perú marcó los tiempos y los entendió. Tocó replegarse y   también respondió,   como ya hizo cuando tenía enfrente a   Suárez y Cavani. Y tuvo una ocasión para   volver a marcar   y  no lo desperdició. Arias salió donde no debía, casi se   pierde   fuera del campo, y Carrillo puso un balón que Yotún   lo convirtió en oro. El   portero  llegó a su lugar, el que no   debió dejar, cuando la pelota besó las redes y   los peruanos.

 Después, Alexis casi marca un gol olímpico, Aránguiz   perdonó y Gallese demostró   tener los guantes firmes. Y así   se llegó al descanso. Con Perú imponiéndose a una   selección que sabe hacer sufrir a los demás y le costó   comprobar lo que se siente   siendo la víctima.
 Y Perú aguantó. Todo lo que le echaron. Chile le metió en su   área, pero allí   también respondió el conjunto de Gareca,   sustentado en Gallese, que respondió   por el aire en un tiro   de Beausejour y por tierra en un mano a mano clarísimo que   perdonó Alexis y en otro disparo del ex del Barça con   veneno. El guardameta se   vistió de héroe sin quitarse los   guantes.


 A Gallese también le ayudó el palo, en un cabezazo de   Vargas. Era su noche y la de Perú, que vuelve a una final de   Copa América 44 años después. Lo celebró con el tercero,   de Paolo Guerrero, capitán y bandera de un país valiente. Y   luego con un penalti que paró Pedro Gallese, guardameta   de  una nación valiente. Hay que serlo para eliminar a Chile   y atreverse con un domingo en Maracaná jugándose Brasil   un título, contra el equipo que le metió cinco hace unos días.   Pero el equipo de Gareca ha perdido el miedo.
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