
Por: Jhon Albeiro Cabanzo.
Al contrario de lo que muchos piensan que el titulo sugiere, este se refiere al cuidado de nuestro cuerpo mediante el masaje. El estrés diario, lesiones descuidadas y hasta malas posturas provocan un desajuste de nuestra anatomía y de los sistemas orgánicos.
El masaje es una combinación de diferentes estímulos físicos (principalmente mediante la manipulación manual y, en ocasiones, con la ayuda de otros elementos o dispositivos mecánicos o eléctricos), sobre las distintas partes del cuerpo y que pueden perseguir diversos fines, ya sean terapéuticos, estéticos, relajantes, deportivos, sexuales, preventivos, etc..
Se aplica sobre los tejidos blandos: piel, tejido muscular y conjuntivo o conectivo. Existen multitud de estilos de masaje, según los fines perseguidos.
Sus beneficios son múltiples, como, por ejemplo, proporcionar relajación y favorecer el sueño, activar la circulación y eliminar toxinas, mejorar el tono y flexibilidad muscular, aliviar o eliminar dolencias específicas y, en general, mejorar el bienestar de la persona.
Sin embargo, también, hay que someterse a un masaje por personas idóneas, profesionales y con años de experiencia, porque, así como son muchos los beneficios, un mal masaje trae daños que pueden ser irreparables.
⦁ Dañar el sistema de eliminación de los elementos residuales posquirúrgicos.
⦁ Provocar dolor: Cuando se rompen estructuras.
⦁ Provocar accidentes vasculares: Como trombosis cerebrales, porque debajo de la piel hay una red capilar, compuesta por vasos muy pequeños conectados con otros más profundos. Si la persona padece de arteriosclerosis o trastornos circulatorios y el masaje es realizado por una persona que desconoce esto, podría remover un trombo o un émbolo. Esto puede ocasionar desde infartos hasta enfermedades cerebrovasculares.
⦁ Causar lesiones: En ligamentos (producto de masajes realizados mediante maniobras bruscas que pueden provocar esguinces, rupturas y microdesgarros musculares).
Como suele suceder, no debes esperar a enfermar para visitar al médico, hay que prevenir y procurar que este gusto entre dentro de tus gastos anuales. La visita a un Spa, a darse un masaje, ahora ha entrado en la categoría de los regalos especiales. Pero, seguramente, si cada tres o cuatro meses lo hiciéramos, muchas de nuestras dolencias o enfermedades no aparecerían o dejarían de existir.
Dirán que los costos de visitar una sala de masajes son altos, pero en comparación con los gastos médicos o de hospitalización y, si pensamos que muchas veces ni la EPS quiere atendernos, se convierten en relativamente, bajos.
Finalmente, hay que decir que el costo beneficio que las actividades que alivien o mejoren nuestro bienestar, social, mental y corporal será siempre inferior a las consecuencias que trae una enfermedad.
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