La selección brasileña y la argentina se enfrentan en Belo Horizonte con la final de la copa américa en juego, en un superclásico que los lleva al limite, por la necesidad de ambos de mantenerse vivos en la competición.
Brasil, que siempre ganó la copa américa cuando fué el anfitrión, precisa un éxito con el que recuperar el crédito ante su afición. Lo tiene que hacer, además, en el mineirao, donde hace 5 años sufrió la mayor humillación de su historia; el 7-1 que le infligió Alemania en la semifinal de su Mundial.
Algo se rompió aquel 8 de julio de 2014, entre la Canarinha y su afición, que se ha ido distanciando del equipo desde entonces. Con Neymar perdido entre lesiones y problemas personales, y sin grandes estrellas que lo reemplacen, Brasil ya no emociona en el "país del fútbol". Si hace cinco años no había más que color amarillo por las calles cada vez que jugaba la "seleçao", ahora no se ven más que camisetas de clubes. La liga local tiene más tirón que los partidos de la selección.
No es menor la urgencia de Argentina. Sin levantar un título desde 1993, cuando con Batistuta, Simeone y Redondo logró la Copa América en Ecuador, para la Albiceleste es una prueba de fuego, que caso de no superar le obligaría a volver al la casilla de salida.
Tras haber despedido a 5 entrenadores en los últimos 5 años, Lionel Scaloni se juega su continuidad de forma literal. Su contrato sólo tiene vigor durante la Copa América, es manifiesto el desapego con César Luis Menotti -director de selecciones- y cada vez más se sitúa en el cargo a Marcelo Gallardo, el técnico de Ríver campeón de la Libertadores.
Y, sobre todo, está Messi. Justo cuando se cumplen catorce años de la conquista del Mundial sub'20 -con dos goles suyos de penalti frente a Nigeria- Leo Messi afronta una de las últimas ocasiones de tapar un llamativo hueco en su currículo que le desespera.
Ganador de todo con el Barcelona, ni el Mundial sub'20, ni la medalla de oro olímpica -sus únicas conquistas con la Albiceleste- están a la altura de su trayectoria.
Por eso, después de pensárselo durante seis meses, tras acumular una nueva decepción mundialista, el astro barcelonista regresó a su selección con el único objetivo de conquistar la Copa América. Aunque el próximo año habrá una nueva Copa América, coorganizada por Argentina y Colombia, el tiempo, y quizá también la paciencia, se le agota a un jugador que durante este torneo ya sopló 32 velas.
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